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El uso del teléfono móvil en la calle es peligroso en más de un sentido. Dos nuevos estudios demuestran que hablar por teléfono mientras nos desplazamos, ya sea conduciendo o andando, está haciendo aumentar tanto las muertes de peatones como las de conductores y pasajeros, y recomiendan que se limite el uso del móvil por parte de peatones y de conductores.
Los nuevos estudios, dirigidos por Peter D. Loeb, profesor de economía de la Universidad de Rutgers, relacionan el efecto de los teléfonos móviles en los accidentes mortales con la cantidad de móviles en uso, y revelan que el incremento actual de los fallecimientos atribuidos al uso del móvil llega tras un periodo en el cual los teléfonos móviles contribuyeron de hecho a reducir la accidentalidad entre peatones y conductores. No obstante, esta disminución de los accidentes mortales desapareció en cuanto el número de móviles en uso alcanzó la 'masa crítica' de los 100 millones, según el estudio.
En los estudios se examinan el uso del teléfono móviles y los accidentes de vehículos a motor ocurridos [en los Estados Unidos] entre 1975 y 2002, teniendo en cuenta diversas variables como la velocidad del vehículo, el consumo de alcohol, el uso de cinturones de seguridad y los kilómetros recorridos.
Los estudios indican que existe una correlación entre móviles y víctimas mortales, incluso si se consideran la velocidad, el consumo de alcohol y el uso del cinturón.
Loeb y su coautor han determinado que, en la actualidad, el uso del teléfono móvil produce un "efecto adverso significativo sobre la seguridad de los peatones" y que "los teléfonos móviles y el uso de los mismos por encima de un umbral crítico contribuyen a los accidentes de circulación mortales". A finales de los años 80 y durante parte de los 90, antes de que el número de teléfonos móviles se disparase, el uso del móvil tuvo incluso un "efecto salvavidas" en los accidentes de peatones y de tráfico, asegura Loeb. "Los usuarios de teléfono móvil podían reclamar rápidamente asistencia médica al verse envueltos en un accidente. Durante una época, la intervención médica rápida redujo el número de víctimas mortales por accidente de tráfico", conjetura Loeb.
No obstante, ello no era así cuando se comenzaron a usar los móviles a mediados de los 80, periodo en el que su efecto fue el de cobrarse vidas entre peatones, conductores y pasajeros de vehículos. En aquellos primeros tiempos, en que había menos de un millón de móviles, los accidentes aumentaron, afirma Loeb, porque probablemente tanto los conductores como los peatones todavía se estaban acostumbrando a la novedad de su uso, y aún no había suficientes teléfonos en uso como para marcar una diferencia en la petición de ayuda tras un accidente, explica.
El "efecto salvavidas" surgió a medida que el volumen de teléfonos móviles aumentó a principios de los 90, y crecía el uso del móvil para llamar a los servicios de emergencia en caso de accidente, lo que llevó a una disminución del número de víctimas mortales, explica Loeb. Pero este efecto salvavidas quedó anulado en cuanto la cantidad de teléfonos alcanzó la 'masa crítica' de los 100 millones, y el "efecto quitavidas" --aumento de accidentes y de consecuencias fatales-- superó a las ventajas de la rapidez de acceso a los servicios de emergencia, explica Loeb.
El estudio "Efectos de los teléfonos móviles sobre las muertes de peatones" (Transportation Research Part E, Elsevier, Vol. 45, Issue 1, enero 2009, con William A. Clarke, Universidad de Bentley, Waltham, MA) analiza la relación entre las muertes de peatones y el uso del teléfono móvil; por su parte, el estudio --aún no publicado-- "Efectos de los teléfonos móviles y la legislación sobre alcohol en sangre sobre los índices de vehículos a motor con víctimas mortales" (Applied Economics, Loeb, Clarke and Richard Anderson, Universidad de New Jersey City), examina todos los casos de tráfico con víctimas mortales en los que intervienen teléfonos móviles. Loeb y sus coautores han aplicado modelos econométricos al análisis de los datos recogidos en diversos estudios oficiales y privados, entre ellos los realizados por la NHTSA (Administración Nacional de Seguridad en Carretera), el departamento de Transportes, la MADD y la Oficina del Censo de los EE.UU.
Loeb y sus coautores recomiendan que los gobiernos consideren políticas más agresivas para la reducción del uso del teléfono móvil por parte de conductores y peatones, a fin de disminuir el número de víctimas mortales.
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