Felices los que saben reírse de si mismos, porque nunca terminarán de divertirse, los que saben distinguir una montaña de una piedrita porque evitarán muchos inconvenientes, los que están atentos a las necesidades de los demás sin sentirse indispensables, porque distribuirán alegría. Felices quienes piensan antes de actuar y rezan antes de pensar, porque no se turbarán por lo imprevisible.
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